Durante el viaje en la línea A se entretuvieron quitando los bordes del impreso matricial, Andrés le explicaba la lógica de ilación de las canciones. Debieron hacer malabares para no chocarse con un oficinista que tenían cerca y le daba cabezos al diario La Nación para leer mejor. Estaban en esos asientos para tres personas ubicados al final de los vagones de subte más viejos de la Argentina, posiblemente del mundo. “Con su permiso”, le dijo Martín quitándole el diario. El tipo no se mosqueó, entendió la ayuda.
-¿Qué artículo?
-El de la página tres…
-“Las estrategias de campaña de Duhalde y De la Rúa” -leyó Martín en voz alta, acto seguido dobló esa sección en 4 partes y se la devolvió. Mi viejo me enseñó estos origamis.
-Más cómodo ¿no?
-Mucho -agradeció el oficinista-
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