Mostrando entradas con la etiqueta Me gusta así; Perdón me dejé llevar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Me gusta así; Perdón me dejé llevar. Mostrar todas las entradas

domingo, 27 de marzo de 2011

Una pequeña aliteración

Cómo cambiaría la frase "la paja en el ojo ajeno" si la i se colara entre la pe y la jota.

viernes, 22 de octubre de 2010

Buena metáfora

¿Será Roberto Galán El Mago de Oz de You Tube?

jueves, 17 de junio de 2010

¿Y si mejor terminaba 3 a 1?

No soy cabulero peeeero...

miércoles, 16 de junio de 2010

Duda existencial (y mundial)

Es natural que uno se alegre por la victoria del más débil. Aunque de ahí a alabar el planteo hiper amarrete de Suiza contra España hay una enormidad (el tamaño de la entrada al castillo de Grayskull sería una buena metáfora). Lo mejor de la derrota de los ibéricos es que seguramente se encuentren con Brasil en octavos. Un cuco menos para la celeste y blanca. 

miércoles, 2 de junio de 2010

Fue lo primero que se me vino a la mente

Qué feo morir así, justo antes del mundial...

 Pánico en Gran Bretaña: un taxista asesina a 12 personas

lunes, 19 de abril de 2010

Astiz, "Los Sospechosos de Siempre" y "el niño llorón"

Seguramente habrán visto esta imagen en algún almacén de mala muerte, en lo de una tía solterona o cerca de una estación de micros gracias a un vendedor de cuadros de cartón. Me enteré que hay un leyenda urbana girando sobre el tema. Que quien la pintó (un tal Bruno Amadio) hizo un pacto con el diablo; que el niño murió en un orfanato por un incendio; que si lo tenés en tu casa te persigue por las noches y asesina; que a la cabeza del nene se la está morfando un pescado. Buuuuu.  
El mito comenzó a circular en 1985 por una nota del diario sensacionalista The Sun. Una casa se prendió fuego y sólo quedó en pie la reproducción. ¡Pá que!, hizo escala en toda Europa y de ahí a todos lados, particularmente en Chile donde el cuadro se vendió como pan caliente.  
Debo confesar que me da un poco de grima, pero no por la leyenda urbana. Hace varios años con mis amigos alquilamos una quinta para pasar el verano. Era en La Reja, una zona de tolderíos y meta cumbia. Y sí. Estaba colgada la imagen. No era el único al que le repugnaba. Rodrish la llamó "el niño Astiz". Andaba a los gritos invocando su nombre y el resto a Keyser Söze de "Los Sospechosos de Siempre". Una noche decidimos tirar el cuadro a un basural que había por ahí. Finalmente la casa quedó bastante hecha pelota, pero no por "el niño llorón" (así se conoce al cuadro) sino por nuestras hormonas adolescentes. No podemos culpar al nene por haber explotado un calefón eléctrico o por la heladera que cayó a centímetros de la cabeza de alguien que dormía en el piso.
El último día, al emprender la retirada volvimos a ver el cuadro, nunca supimos si era el mismo, estaba tirado a unos metros de la estación de Moreno.