lunes, 28 de febrero de 2011

Prefiero el sonido del silencio

al subte pasando sobre las vías y uno aguardando en el andén. Es como si  Gigantón rechinara sus dientes...

viernes, 25 de febrero de 2011

Daniel Rabinovich en 'Inconcluso'

Voy a ir posteando algunos extractos del ciclo. Acá va el primero...


jueves, 24 de febrero de 2011

Rock 2.0

Publicado el 24/02/11 en el Suplemento NO de Página 12

SEXO, DROGAS Y GEOLOCACION

Aquí se presentan tres historias sobre cómo influyen las redes sociales en la organización de recitales, sobre los nuevos negocios digitales vinculados con teléfonos móviles y sobre cómo funciona creativamente el espíritu de compartir libremente en línea. Una generación musical que no se puede pensar sin estar conectada.


Por Federico Lisica

GIGSWIZ.COM UN ALGORITMO AL SERVICIO DEL ROCK

GigsWiz.com es un servicio de venta de tickets online. Pero también sirve como herramienta para saber a través de Internet dónde están los fans de una banda y dónde se pueden organizar recitales. Estos “expertos en conciertos”, tal sería su traducción, examinan los movimientos de sus fans en las redes sociales para aconsejar a las bandas en qué latitudes lejanas a la propia deberían tocar, y además les organizan conciertos. “Decimos que somos el primer servicio realmente amigable, ya que compartimos las ganancias con ellos”, le dice al NO su director Juuso Vermasheinä desde Finlandia. Para formar parte de GigsWiz.com los mismos grupos suben un código a sus perfiles en MySpace y Facebook. Recibido el flujo de información, comienza el análisis matemático (de la localidad de sus fans, de los escenarios en esa ciudad, de la potencialidad de llenar esa sala y más). La pre y post viralidad genera más recitales.
Si bien sólo funciona en Europa, para Vermasheinä hay bandas de su país que ya tenían su “gigwiz” sui generis: “Children of Bodom toca un montón en la Argentina y Brasil. Lo logran por todo lo que comparten los fans en Internet junto con el acceso al catálogo digital. Una banda de Finlandia que, sin un gran presupuesto de marketing, va a Sudamérica, tiene éxito por los recitales que organiza, vende su merchandising en esos tours y algunos discos más. Creo que los grupos metaleros de mi país tienen un pensamiento de vanguardia con respecto a la industria. Saben que en cualquier parte del mundo ya no se paga necesariamente por un disco, pero sí por ver shows”.
Mientras sus compatriotas del programa de MTV Dudesons se quiebran los huesos con pruebas a la Jackass, Juuso con sus socios —Kai Lemmetty y Joonas Pekkanen— se parten la crisma ideando cómo fomentar la asistencia a shows. Su cuartel queda en la invernal Helsinki, en total son 17 personas con sus ojos frente a las pantallas, escuchan música, indagan estadísticas, hablan por Skype y razonan qué ofrecerle a un grupo de punk polaco con seguidores en el principado de Liechtenstein. “En este mismo instante estoy ocupado en el mantenimiento de la página y haciendo una pobre jarra de café”, repasa Juuso. Además de las bandas y los organizadores, GigsWiz también apunta a los seguidores: “Con los fans nos cuidamos de no joder con spam sino lo justo y necesario para que sepan cuándo y dónde toca el grupo que les gusta. Uno no quiere saber absolutamente todo de su grupo favorito, aunque en mi caso —soy la epítome del súper fan— me hubiese encantado tener más ida y vuelta, un avance de cómo va la gira, algo que foguee mi relación con ellos”.
Lo que antes era técnicamente imposible ahora está facilitado por el networking, revela quien firma sus mails alterando ligeramente cierto lema (“Sexo, drogas, rock & roll. Y análisis”). “No sólo es relativamente fácil comprar un ticket sino generar todo lo demás. En fin, hoy los fans son mucho más receptivos para recibir información, sobre todo cuando ésta viene desde la banda. ¿Por qué van a querer recibir la info desde Ticket Master?”, pregunta con algo de sarcasmo.
El emprendimiento tuvo buena recepción en encuentros de música y tecnología; está por desembarcar en Estados Unidos, ya lo hizo en Inglaterra; concitó la atención de publicaciones como The Guardian, Music Week y Tech Crunch y —lo más importante— de un centenar de bandas que giran por todo el Viejo Continente. “Cada día se suman más”, asegura este seguidor de We Are Scientists (¿qué otra banda le podía gustar?). “Justo ayer me perdí un recital que dieron en mi ciudad. ¿Por qué no fui si los ‘sigo’ en Facebook? Justamente porque no me llegó la data”, refunfuña, dando cuenta de la función de GigsWiz. Digamos que los fineses no están solos. SubstanceGigs.com o HotVox.com ejemplifican cómo podría encararse parte del negocio en poco tiempo. Bandmetrics.com, otro producto que se mueve en esa línea, sirve para “identificar a los seguidores, encontrar mercados y evaluar actitudes”. RockDex.com —el más similar de todos a GigsWiz— tiene como slogan “Seguí el buzz, encontrá fans, focalizá tu línea, verificá cuánto rockeás o no”.
La teoría de Long Tail (muchos nichos pequeños, “a la larga”, son mejores que unos pocos y grandes productos y mercados concentrados) mete su cola. Y viene con una gran paradoja. Quien abrió la herida para la industria tal cual estaba concebida (la venta de discos era la base de todo) es reutilizada para fomentar lo que queda de ella (los shows son la punta de lanza). Si no, por qué Paul McCartney habrá vendido VIPs para poder ver la prueba de sonido. ¿Y la fiesta post-recital de Bon Jovi a la que se accedió con el “Ticket Mega Hiper Platinium”? Juuso concuerda. Según su “análisis”, se trata de una vuelta a lo básico: tocar. “La industria está cambiando definitivamente. Ahora estamos viendo la transformación real. Los sellos son los que enfrentan el mayor reto, ya que deben reconducir su negocio. Creo que las agencias de promoción se van a hacer cargo de las que no puedan adaptarse. Pero aún hay dinero para un nuevo boom desde los shows con el merchandising y sponsoreo. Los fans quieren un acercamiento, el impacto emocional no se ha minimizado. Todavía podés sacudirte en un recital. Las tendencias para el rocanrol y el pop pueden variar, pero siempre hablamos de tres o cuatro acordes. La ‘gran’ tendencia es que ahora se mira todo este viraje por el espejo retrovisor. A ver: no se grabaron discos por siglos, pero tenemos ‘eso’ que te da la música en vivo. Grabar siempre será buena publicidad y un buen marketing para generar shows. Se da lo opuesto que hace muy poco, cuando las bandas giraban para promocionar su nuevo disco.”

—¿Cuál fue el análisis más raro que obtuvieron para una banda? ¿Cuál es el regular?

—Lo que más me sorprende es otra cosa: cómo tienen incorporado el know how de los nuevos medios. El tema es que no saben cómo dividir su tiempo, ensayar y canalizar todo eso. Lo más gracioso es que, para mantener relación con tus seguidores, no importa tanto el contenido. Puede ser una frase con la foto de un gato, cualquier cosa, la imagen del batero fisurado después de un show. El yeite está en mantener el balance entre silencio y la actividad en las redes sociales.

—¿Hay un perfil similar de los grupos que usan GigsWiz?

—Son muy hábiles con la actitud “Do it yourself”. Pero lo que las une es su ambición en llevar las cosas un paso más allá. Ah, y otra cosa más: a ninguna de ellas las contrató Live Nation, me pregunto por qué.

LARALA.COM DIRECTO A LA RED

“Larala es una red social, un espacio para buscar, escuchar, bajar y comprar canciones mientras interactuás con tus bandas favoritas o escuchás radios a través de Larala.fm o ves videos a través de Larala.tv. También somos un sello discográfico digital, una empresa editorial y management de artistas”, dice Esteban Caselli, voz del emprendimiento que recuerda a varios, pero busca ser propio. Un link que surge es con Yeyeye —además de cierta sonoridad— por la voluntad de darle viabilidad comercial a la descarga de temas digitales. ¿Yeyeye? ¿Ya nadie lo recuerda? El malogrado portal de Charly Alberti fue el primer gran intento local por proveer un servicio de ese tipo con todas las de la ley. Su lanzamiento fue en 1999 y en menos de lo que tarda en escribirse un 0 y un 1 fue dado de baja.
Caselli, entrepreneur de éxito en empresas web, parece haber tomado nota de esos traspiés. La base de Larala será en Internet y con descarga de canciones a través de celulares. Más adelante será una aplicación para telefonía, tablets y desarrollo de un dispositivo propio, del que todavía no pueden contar demasiado. “Si no hay que dormir hasta que esté todo perfecto, no se duerme”, tira Caselli, ultimando un proyecto que no se anda con chiquitas: su intención es llegar desde la Argentina hasta América latina, saltar a los Estados Unidos y más tarde entrar en Europa y Asia.
“A mí me gusta comparar Larala con Amazon porque los dos buscan, dentro de la legalidad, cambiar la forma de percibir y comercializar sus productos, adaptándolos a una nueva era”, expone. Además de Live Nation en gestión de shows —que contrata artistas como una discográfica—, Larala tiene notorias similitudes con Ping —la red social de Apple para iTunes, que no funciona en esta región—. Es un punto de encuentro con servicios que desembocan en la adquisición de canciones. Pero si, según Caselli, la empresa de la manzana plateada ofrece grandes nombres en su catálogo, ellos, en cambio, prestarán más atención a nuevos artistas y mercados. “Para iTunes es complicado negociar país por país, como les piden las discográficas. Como les cuesta comercializar sus catálogos en esos territorios, ponen su esfuerzo en los siete u ocho mercados más grandes, dejando de lado otros como la Argentina, Perú, Chile, Ecuador. Seguramente les interese estar ahí, pero las discográficas son tan burocráticas que se les torna poco viable. Ergo: creo que existe un gran lugar para startups locales, pero deberán ofrecer un diferencial.”
Y Caselli sueña en grande. “Tenemos un sentimiento, somos como el tipo de bandas que apunta a revolucionar el mercado de la música. Pero si hoy nos creyésemos Los Beatles, estaríamos perdidos”, piensa. Por eso, como todavía no salieron con todo, se siente más afín con los grupos “que no tienen acceso a ninguna discográfica y tocan en galpones, se filman y suben sus videos a YouTube, pero que aspira a ser algo como Los Beatles”. No hace mucho, al tipiar Larala.com, el sitio nos devolvía un blanco total que recordaba al disco doble de los FabFour. Ya no es así. Larala está online —en versión beta— desde fines de diciembre, y sigue sumando artistas, espacios y productos. “Es una cocina total”, explica Caselli, quien, por otra parte, es sólo uno de los fundadores (Pablo Canceliere y Javier Marin provienen de la industria que quieren reformar). En casi su mayoría, firmaron con artistas que son compositores de sus propias canciones (Tom Geiger, La Serena, Fruto Gris, Kuff & Links y Summerhouse). Ellos se encargan de promocionar su obra, y la ejecución queda dentro de la editorial de Larala.com y de Universal Music Publishing. “Tenemos el acuerdo de co-edición a nivel mundial”, señala sin dar demasiados detalles.
Vale recordar una escena de The Social Network. Al creador de Napster —interpretado por Justin Timberlake— le dicen que los grandes sellos fueron los vencedores en la guerra desatada contra aquel servicio de descarga: “¿Querés comprar un Tower Records?”, responde dejando KO al que le había hecho el comentario. Ya pasó una década del zeitgeist con cara de gato que cambió la industria de la música para siempre. Pero sus coletazos aún se sienten. Caselli tira un mantra por el que aguarda el éxito: “Sin usuarios no hay nadie a quien mostrar contenido, y sin buen contenido no se atraen usuarios”. Es que la situación no es segura ni para los que ayer eran banca. Incluso MySpace (sin dudas la red social con mayor potencial para la venta de música digital) ya cerró filiales (¡qué será de sus secret shows!). Ahora se asociaron con Facebook y se rediseñaron como un portal de entretenimiento. Caselli gambetea bien: “Creo que todos esos ejemplos se asemejan en algo en donde Larala.com es diferente, y es que no tienen contenido propio. En el caso de las discográficas tradicionales, el problema es que están sacándoles el último jugo a sus viejos fonogramas de los cuales son dueños y no se adaptaron a la era digital. Hoy hay más música que en cualquier momento de la historia. Hay música en todos lados y en todas las formas. Pero hay un negocio que está cambiando, no tanto en su esencia sino en la forma de ser comercializada y percibida. Y los grandes players no se están adaptando a este cambio”.

REDPANAL.COM LA CANCION DEL SOFTWARE LIBRE

RedPanal funciona como un cadáver exquisito de música; aunque podría irse más allá y decir que todas las teorías aplicadas a Internet y a las redes sociales (de la horizontalidad, de su infinitud, de su cuerpo biológico autosustentable, de los seis grados de separación entre las personas) hubiesen encontrado sustento en este barco de sonidos. Matías Lennie Bruno, su director, prefiere definirla como “una comunidad de música libre y colaborativa. Un proyecto que utiliza la web como espacio de encuentro de músicos para crear música. Una herramienta para que los músicos puedan componer e interactuar con los demás. Potencia artística en red y colectiva”, lanza.
¿Y cómo funciona? Por un lado da la posibilidad de subir las canciones, no sólo de las mezclas finalizadas sino de cada uno de sus componentes por separado (una pista de guitarra, un loop de bajo, un rulo de tambor). De esta forma, el autor permite que los demás tomen y reelaboren lo ya realizado. Y como todo el material lleva una licencia Creative Commons (lo cual permite liberar algunos derechos reservados, con un concepto más abierto a la reproducción, circulación y fusión), proponen un intercambio de música distinto al sistema de copyright. Como si la “inteligencia colectiva” taringuera generara miles de mashups, remixes y sampleos.
En su blog sugieren que durante la última visita de Paul McCartney a nuestro país le habrían prestado una guitarra a cambio de que el ex beatle les liberase un tema bajo CC. “Seguro que John lo hubiese hecho”, lo habrían pinchado. Finalmente le cedieron una Gretsch color verde ante una mueca graciosa del de Liverpool. “En realidad Paul llegó a nosotros”, tira más pistas al NO Lennie Bruno. No se develará aquí si es cierto que el bajista les planteó que “él solo era más importante que todo el movimiento de Cultura Libre”, pero hay algo en el mito que tiene bastante que ver con el trabajo de RedPanal: cierto purismo analógico junto a la procreación digital. Para él, en definitiva, RedPanal se trata de “un proyecto cultural y social antes que tecnológico”. “Nos consideramos artistas involucrados con nuestro tiempo y los conflictos de nuestra sociedad. Creemos que tiene que haber un mundo mejor y que el arte tiene que jugar un rol en esa alternativa”, hincha el pecho.
Un antecedente a RedPanal puede ser lo que hizo Danger Mouse en 2004. La mitad de Gnarls Barkley lanzó su Grey Album (mezcló sin permiso el White Album de Los Beatles con el Black Album de Jay-Z), generando una buena discusión sobre el copyright pero, sobre todo, música con las neuronas y gadgets del nuevo siglo. A ese espíritu RedPanal le suma la bandera de la patria grande: “Podríamos decir que nos gusta la actitud del rock, la potencialidad disruptiva de la tecnología digital y el sonido latinoamericano como diferencial”, expresa Lennie Bruno.
La comunidad panalera cuenta con más de 4 mil músicos de todo el mundo —en especial de Iberoamérica— y lograron que Los Pericos, La Portuaria y DJ Stuart, entre otros, se interesaran en su plataforma. “No existe un perfil puntual del usuario-creador. Podemos decir que los más activos son jóvenes con algún manejo de tecnología de grabación casera. Pero se mezclan muchos que vienen del mundo del rock, con algo electrónico, también folklórico. Por suerte la diversidad se ha apoderado de la casa”, señala el guitarrista y estudiante en la Facultad de Ciencias Sociales. El otro gestor de RedPanal fue el técnico de sonido y sitarista Guido Pera. “Queríamos profundizar los aspectos que más rescatamos de la web en el ámbito de la música: democratización y simetría entre los que participan.”
Ahora están sumando nuevas herramientas. “Una es la de recuperación de información musical, el sistema te saca automáticamente data de los archivos que suben los usuarios: tono, tempo, etcétera. Es un desarrollo de avanzada que, como todo lo que hacemos, funciona con software libre”, declaran. Porque si bien ya existen comunidades de este tipo (en Indaba Music te relacionás a partir de perfiles de músicos, ves sus sesiones, fotos y demos), RedPanal está en sintonía con proyectos como Jamendo o Magnatune —y actores como la Fundación Vía Libre, FM La Tribu o Solar—.
Y el laboratorio no para. En los últimos meses estuvieron trabajando en el desarrollo de una mesa táctil, multitouch, para poder hacer performances de RedPanal en vivo. O sea, seleccionar, remixar y procesar el sonido generado por la comunidad en tiempo real. Se llama Sinetesik, fue creada junto al artista electrónico Lifo Fernández, y presentada en el marco de ArtFutura 2010.
Lennie Bruno recuerda dos experiencias con especial cariño: una fue el concurso de remixes junto a Mariana Baraj. “Es una genia del folklore local. Grabamos una serie de pistas y las liberamos para que la comunidad reelabore. Los resultados fueron excelentes”, recuerda con emoción. Y así renacieron más de cincuenta temas, hechos por usuarios de todo el mundo. Después la cantante sacó como bonus track el tema ganador (Alomejo luego no vuervo) en su último disco y un usuario de San Juan hizo un videoclip con su versión. “Otro hecho muy lindo para nosotros fue la participación de RedPanal en una charla central de Wikimania 2009. Ahí estuvimos junto a Richard Stallman haciendo la Canción del software libre. Una risa, en verdad”, dice. ¿Si está subida a RedPanal? Al menos se puede ver en YouTube a sus mentores al ritmo de: “Unete, comparte el software, libre serás, hacker libre serás”.

martes, 22 de febrero de 2011

Hoy me dí cuenta

Hoy me dí cuenta que entre Canning 210, Murillo 666 y Forest 444 hay un rango de no más de veinte cuadras. Y entre los dos primeros hay menos de cuatro. El pasaje Gelly 3378 está un poco más lejos.

lunes, 21 de febrero de 2011

Duro como Hackman

Ayer soñé que hablaba de boxeo con Liam Neeson, un duro como Hackman.
Para enterarse por qué.

sábado, 19 de febrero de 2011

Algo que estoy escribiendo

En la secundaria, un profesor de literatura les había dado como tarea escribir unos versos con rima. El tipo, Beluschi su nombre, tenía fama de no leer lo que le entregaban. Ya estaba grande, cansado, y prefería darle libertad a su tic: Ligar cualquier aporte hecho por un alumno con grandes artistas de enciclopedia. En realidad ojeaba un poco los trabajos y listo. Uno no podía copiarse a Bécquer -tan tarado no era- pero una etiqueta de vino pasaba. Y así aparecían frases como “De roble astuto, el tiempo será” ó “mi paladar fresco, fundado en lo inmemorable, ha hecho su selección: tu boca carne blanca”. Agustín y Pablo decidieron darle una vuelta de tuerca al asunto. Copiaron íntegra la letra de ‘La Leyenda del  Hada y el Mago’ de Rata Blanca. El profesor les puso 10. Frente al curso alabó la construcción de los versos, habló de las reminiscencias de Tolkien y “de una asociación libre” que lo había llevado a recordar “los juegos de luces en las brumosas batallas de William Turner”. Pablo se animó a pasar al frente y decir que le había puesto música al poema. Tocó los acordes con su criolla, casi como una chacarera, acompañado por los metaleros del curso que recitaban de memoria desde sus bancos. En los años siguientes se mantuvo la tradición con temas de Jethro Trull, Angra y Manowar. El chiste acabó, según dicen, cuando un alumno entregó ‘Cambalache’ pensando que era de Ricardo Iorio por la versión del clásico de Discépolo hecho con Hermética.

viernes, 18 de febrero de 2011

La revolución será televisada y tweeteada


Publicado el 17 de Febrero de 2010 en Página 12 /Suple NO 

Estos músicos árabes asentados en Norteamérica crearon #Jan25, una canción que hizo furor durante la caída del dictador egipcio Hosni Mubarak. De orígenes iraquíes, sirios, palestinos y afroamericanos convertidos al Islam, citan a Gandhi, al Che y a Malcolm X. “La verdadera música se cantó en las calles de El Cairo”, dice Omar Offendum.

Por Federico Lisica
Los egipcios que tipiaron “#Jan25” en Twitter desconocían que el término se volvería un icono de la revuelta iniciada el 25 de enero y que dio fin al gobierno totalitario de Hosni Mubarak. Lo cierto es que ése trending topic (“tema del momento”) tuvo un rebote fortísimo. Algunos de los que seguían los tweets in situ eran seis artistas norteamericanos de raíces árabes (y/o musulmanes). Inspirados “por la resistencia del pueblo”, crearon #Jan25, canción que anhela ser un testimonio “del efecto que tuvo la revolución en los corazones y la mente de la juventud”. Además del tema, hicieron un clip con capturas de la revuelta vía Al Jazeera y lo postearon en YouTube. En pocos días lo vieron más de 100 mil personas. Vale una aclaración: todo esto fue previo al #Feb11, jornada en la que Mubarak finalmente fue vencido. “Básicamente queríamos ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas. Es una dedicatoria a los que pelearon en este evento histórico. Obviamente nos conmovimos con la repercusión del tema, pero la verdadera música es la que se estuvo cantando en las calles de El Cairo, Alejandría, Suez y más allá también”, le cuenta en exclusiva al NO Omar Offendum, uno de los MCs que participó del proyecto.
La idea fue del músico Sami Matar, creador de la base que recuerda a Lose Yourself de Eminem. Para hacerla posible requirieron “gran coordinación”, ya que cada uno de los artistas estaba en diferentes lugares de Estados Unidos y Canadá. Se comunicaron por Skype y se pasaron las letras por e-mail aunque, según Offendum, todo el proceso “fue bastante fácil” y “orgánico”. Digamos que no es la primera vez que una protesta, de aquí o allá, tiene su banda de sonido. Pero si bien hubo canciones de agitación premonitorias (Sr. Cobranza) o las de recuerdo (Sunday Bloody Sunday, Spanish Bombs), incluso urgentes (como The Revolution will not Be Televised de Gill Scott Heron), lo que sorprende de #Jan25 es el cómo, el contenido y letra, todos juntos dibujan un presente.
–Comenzás así: “Los escuché diciendo que la revolución no será televisada, Al Jazeera demostró que estaban equivocados, Twitter los paralizó”. ¿En qué sentido la canción es representativa de esta era? –Lo es en la manera en la que consumimos información diariamente. Les pasó a los egipcios, que ya no dependen de las agencias de noticias del Estado. Los avances han hecho que en el mundo árabe y en el resto del globo podamos seguir los acontecimientos por Al Jazeera, y utilizando herramientas como Facebook, YouTube, Twitter.
–¿Cuál fue tu primera reacción al enterarte de los eventos? –Al principio pensé que lo de Túnez no podía pasar en Egipto. Pero cuando ese día los manifestantes tomaron las calles, me invadió el orgullo y optimismo por lo que podía venir. Recé porque no hubiera muertos, y me sentí mal por aquellos que dieron su vida. Sin embargo, teniendo en cuenta que en Egipto viven 82 millones de personas, puede decirse que fue una tremenda demostración de resistencia pacífica. Me sentí honrado de poder presenciarlo, más ahora que estoy girando por Dubai, viendo a la familia egipcia festejando por el desenlace de los hechos.
En #Jan25 no aparece la voz de ningún egipcio (Offendum es de origen sirio; The Narcycist es iraquí; Ayah y Matar tienen ancestros palestinos; mientras que Freeway y Amir Sulaiman son afroamericanos convertidos al Islam), pero es esa mixtura la que expresa una causa hermanada. Lo mismo sucede con el crossover de protestas más cerca del ritmo de digital que del andar de un camello. En #Jan25, Offendum salta el panarabismo y cita a Gandhi, al Che Guevara, a Malcolm X y a Martin Luther King Jr. “Esta lucha por los derechos humanos viene desde hace mucho tiempo, cruza el espacio y el tiempo: es universal”, dice.
Justamente Gandhi. Wael Ghonim (el ejecutivo de Google y una de las caras visibles de la protesta) también nombró al indio como uno de sus mentores junto a Mark Zuckerberg. Así nomás: el líder de la resistencia pacífica junto al creador de Facebook, elegidos por este Sub-30 vuelto referente del levantamiento con el uso de las redes sociales. En el inicio de las marchas, Ghonim creó una cuenta en Facebook desde la que se organizaron grupos de jóvenes, luego fue arrestado y, al ser liberado, tweeteó: “#Jan25 es la revolución 2.0”.
Los jóvenes de plaza Tahrir tienen la misma cantidad de tiempo que Internet sobre la Tierra, y no comprenden que el mundo pueda estar desconectado. Ciertas reservas a las loas que los jóvenes egipcios desperdigan hacia las nuevas tecnologías recayeron también sobre #Jan25, tildándola de ineficaz e ingenua. Offendum incluso piensa que el hip-hop y la tecnología digital combinados pueden ayudar a derribar muros en las sociedades árabes: “El 60 por ciento de la población tiene menos de 30 años y usa nuevos medios”, explica. Algo es seguro: #Jan25 es una relectura de artistas norteamericanos con identidad árabe, quienes por una vez pueden mostrar el orgullo de su background. Mejor eso a levantar carteles con el slogan “Walk like an Egiptian”, tomando de prestado el hit de The Bangles.
–¿Es difícil tener raíces árabes y vivir en Estados Unidos? ¿Creés que los hechos muestran otra cara de esta cultura? –Después del 11 de septiembre ha sido un duro balance. En mi país hay gente que tiene una mala imagen de nosotros, sobre todo por el perfil que hacen los grandes medios. Creo que el hip-hop me dio la posibilidad de expresarme y combatir ese estereotipo que anda dando vueltas en los últimos diez años. Somos profesores, artistas, periodistas, bloggers, gente de todos los días viviendo de manera positiva y creyendo que esto puede cambiar. Estoy orgulloso de mis raíces árabes y musulmanas. Así que no necesito hacer apología de nada, no me incumbe el discurso de “No soy un terrorista”. Para mí es más importante decir que somos gente hermosa, amantes, intelectuales, apasionados. Un pueblo con una larga historia y un brillante futuro junto con Alá (el deseo de Dios).
–¿Sabés de la repercusión de #Jan25 en Egipto? –Sí. Muchos me hablaron muy bien. ¡Incluso la tocaron en la plaza Tahrir! En YouTube Egipto, hasta ahora, la vieron 20 mil veces. Pero, como ya lo dije, es sólo una de tantas canciones que se hicieron en estos días como soundtrack de la revolución. Hay una que me encanta, creo que es la más poderosa e inspiradora. También está en YouTube. La tocan en la misma plaza. Sólo se escucha el cántico repetido como un rap: “Renuncia, renuncia”, “No nos vamos, él se va” y “La gente quiere que caiga el régimen”.
* La canción y el video #Jan25 está en http://offendum.blogspot.com

Quiénes hicieron el tema


Sami Matar. Productor de origen palestino radicado en California. Reconoce en su identidad la mezcla de la cultura y la música egipcias, sirias y jordanas.

Omar Offendum. El MC vive en L.A. y es parte del dúo N.O.M.A.D.S. Editó SyrianamaericanA, suerte de puente entre sus dos culturas. Es crew de Cosher Ink., sello que lanzó recientemente Brooklin Beats 2 Beirut Streets. MySpace.com/offendum

The Narcicyst. Un intelectual del hip-hop. Aborda la islamofobia de forma categórica, con mucha ironía y vivacidad. Como tesis de su carrera en Ciencia política, editó Fear of an Arab Planet (homenaje al célebre trabajo de Public Enemy). Es parte del proyecto P.A.T.W.H.A. que tiene como slogan: “¿No puede un árabe simplemente tomarse unas vacaciones?”. La web sigue el juego: iraqisthebomb.com

Ayah. Vocalista con sangre palestina R&B radicada en Toronto, Canadá, ayahmusic.com

Amir Sulaiman. Poeta y MC oriundo de NY. Lanzó tres discos. En su blog escribió –y en castellano–: “El Cairo es mi corazón / libre de violencia o libre y violenta / la voz en mi cabeza / quiere permanecer en mi cabeza / en este día, sin más compromiso / en este día, no tengo nada más / en este día, uno de nosotros va a morir”.

Freeway. MC de Filadelfia apadrinado por Jay-Z y Jake One. Famoso en el ambiente del hip-hop por su conversión al Islam y el pelo ortodoxo que nace de su quijada. “Me escondo en la barba de Freeway”, cantó Eminem en un tema que hicieron juntos. MySpace.com/freeway


jueves, 17 de febrero de 2011

Ufff, cómo trabajé III


Publicado el 17 de Febrero de 2010 en Página 12 / Suple NO


Cazafantasmas

Poetisa y bajista del under, esta chica sale a buscar imágenes para delinear un mundo tan cercano, como feroz y mágico. Cuidado, tiene superpoderes.

Gabriela Sambuccetti no necesita ir a sesiones espiritistas para hacer lo suyo. Denle una lapicera y cual médium invocará las energías que andan dando vuelta (después las ayudará a ocultarse). Es que la autora de Los vidrios aman quebrarse asegura ver poesía en cada objeto vivo o inanimado, en un recuerdo, en un trabajo, en las charlas con amigos: siempre. “Me gusta que aparezca esa figura, una capa, algo que no es claro, juego con eso”, detalla. Pueden ser cráneos que ruedan por oficinas, fantasmas sepias insistentes, señoras que limpian los baños para nadie o una “vieja enferma chupando limones”. “No me gusta revelar tanto los poemas -dice- tengo presente el sentido y quiero ocultarlo un poco. Me sale mejor no ser evidente. Creo que me podés encontrar en el libro, pero tampoco. Es como describir las imágenes que tuviste en un sueño, una aparición, no sabés bien que es lo que viste pero ahí está”, musita y por lo menos, todavía, no se esfumó frente al grabador. Tal vez haya voces en la grabación, ¿quién sabe?
En su prosa, hay algunos -pocos- fantasmas amigables como Casper (“es el éxtasis de un árbol en el campo”) y otras son invocaciones provocantes (“conozco las huellas de los monstruos”). Y si Karl Marx hablaba de uno que recorría Europa, por momentos Gabriela se deja crecer una barba imaginaria y hablará de “máscaras burguesas”. “La literatura es una mentira, es un rasgo, y cuando escribo siento que me libero de las hipocresías de la vida cotidiana -apunta sin grandilocuencia-, aunque en realidad escribo para ser feliz, no tengo grandes ambiciones en ese sentido”. En ese viaje, Gabriela deja rendijas para espiar. De hecho los veintiocho poemas de su obra no tienen nombre, salvo uno, que se llama -seca pero pensadamente- ‘Libro’. “Soy tu cazadora”, se presenta.
Desde adolescente que visita a una amiga de su abuela quien le hizo conocer poetas franceses y le enseñó a respetar los ritmos y silencios. “Veo mucha similitud entre la música y la poesía, está muy presente cuando escribo, en dar con la palabra en el momento justo, algo que te golpea”. Por si quedan dudas, Gabriela es bajista. Tocó con Diego Billordo, lo hace en ese experimento denominado Lavarropas de Tambor Horizontal y anda preparando dos dúos. Todavia está fascinada por el despliegue de Les Claypool en vivo aunque aclara que su estilo sobre el escenario es menos extremo. “Desde la reserva capto y llamo la atención, estoy a un costado y no es que pego saltos. Toco. Hay gente que me  ha dicho de la mirada, creo que la sensibilidad da peso ahí arriba”, arroja. Y si Gabriela se va soltando, su escritura también mudará. Bueno, se niega a dar el nombre de su segundo libro -a punto de entrar a impresión- pero suelta algunas pistas: “Es mucho más crítico sobre el día a día, tomo una posición más firme, y también está abierto más al debate, “eh, para no”, me la pueden discutir”. Uno de esos poemas habla de que no hay batallas invencibles por la identidad y de lo que retorna como la humedad. Pide leerlo y afuera, una nube espesa se volvió chaparrón.
Para seguirla Losvidriosaman.blogspot.com
  
Full of love de Julia González

Una historia de amor con su banda de sonido rockera propia, encuentros felices -y de los otros- que tienen tanta poesía como urbanidad. “Tenía que exorcizarlo”, dice su autora.

El video de ‘All is full of love’ de Björk muestra a dos cyborgs en pleno encuentro carnal (¿o metal?). Finalmente se liberan de ataduras, cables y hierros entregándose a sus propios fluidos. Esa canción de Homogenic, no sólo sirvió como referencia para darle título al poemario de Julia González (Full of love) también es recreada por ella para explicar las conexiones entre dos. Imaginó “cuerpos plasticola” felices hasta que regresaban los “communication breakdowns”. “Era necesario exorcizar todo lo que pasé en dos años. Dormía en un colchón en un monoabiente de prestado, andaba con mi mochila de acá para allá, tenía un noviazgo desencontrado y poca plata -cuenta-. Y a la noche agarraba la computadora y me ponía a escribir. Pero más allá de eso no podía dejar de sentir amor, mi contexto era paupérrimo pero era feliz, no lo podía negar, era algo inherente. En cada cosa era posible ver amor, y es un poco la filosofía de vida que tengo”, dice la poetisa y periodista de este suplemento. El libro abre con el funeral soñado por la escritora y el happy ending se vuelve un guiño sobre el paso de la tormenta, o al menos a saber convivir con ella. Tras la bella y cuidada edición pocket hay signos de época más que claros (Matt Groening, canciones y autores favoritos) pero son un anzuelo: González emerge de fecundaciones femeninas, de sensaciones muy reales. “Creo que la escritura está ligada al sufrimiento, de que estamos acá y vamos a morir. Más allá de eso, me considero una persona alegre”, pronuncia como un ying yang con sus pelos al viento.  
Asegura que le gusta mucho la poesía urbana y se nota. Un colega le dijo que el libro era “lo más antilírico y urbano” que había leído. Y la crítica le gustó. “Era lo que buscaba. Todas las referencias a la ciudad, a la noche y el sexo, contrapuesto con el amor, ¿es sexo o es amor? ¿Cómo tengo que tomar esto?”. Fue un momento que tuvo tantas borracheras -como resacas- y que la llevaron a planteos existenciales, tal vez sin respuesta, pero con mucha música. Porque si hay algo que acompaña a Full of love es un track list muy personal. Cuando fue la presentación del libro, González decidió acompañar sus lecturas con Elliot Smith, Pulp, John Lennon, y una seguidilla de Virus, Morrissey y Sergio Pángaro para ponerse a bailar (como cuenta en el poema ‘Lluvia Dorada’).  “Lo de la música ni siquiera lo pensé, es como una manera más escondida de decir algo, a mí una canción me puede hacer llorar por su belleza”.
Full of love, entonces, se aleja de clises del género e incluso podría ser leído como una novela corta sobre la historia de Julia y Juan. González lo define de otra manera: “Poesía de pensión”. Instantánea de una relación que iba y venía; de mirar por el balcón a unos pibes que jugaban a la play; de ir a un telo y quedarse con el aroma a shampoo barato en el cuerpo; de recordar a un ex de la barra brava de Chacarita anti todo  y de un “presente que aún no despierta”. Aunque ya salieron de la cama y abrieron los ojos. La pareja está girando presentado los poemas en vivo. Ella lee y él -músico- le tira paredes de sonido.
Para seguirla: Segundoce.blogspot.com

miércoles, 16 de febrero de 2011

Buena metáfora

Pocas soledades como la del hombre frente a su CV

lunes, 14 de febrero de 2011

Wolf, Sacco y...

 A raíz de la vuelta del fulbo y de sus secuaces -los periodistas deportivos- recordé dos grandes nombres de programas:
'Salsa Wolf', con Quique obvio...
Y mi favorito, 'Sacco Sport' a cargo de Quique Sacco.
 ¿Qué otros programas podrían surgir de los apellidos de estos hombres dedicados al deporte más bello del planeta? Por ahora se me ocurren tres:
-'Está todo Pagani', el editor de Clarín en un mano a mano con representantes del menottismo más acabado.
-'Crema Pons', el Bambino tendría una sección donde podrías hacer playbacks de grandes goles.

-'Aplauso y Palma per Il Calcio' conducido por el tano más chantún y hermoso desde Luciano Pavarotti (Vito De Palma).

sábado, 12 de febrero de 2011

Ideas bobas

Siempre me llamó la atención que en ciertos deportes se usara muñequera y en otros no. Dicho en pregunta: ¿Transpiran más los tenistas que los futbolistas? ¿Por qué a los primeros no les gritan: "¡Hay que transpirar la muñequera!"? En estas épocas de fútbol hipermarketinero es sorprendente que todavía no se haya apuntado a ese pedazo de algodón que recubre la mano. Aunque puede que me equivoque, no fue en la liga de las estrellas, ni en el país del soccer, ¿el calcio? Tampoco. Irán lleva la delantera.

viernes, 11 de febrero de 2011

Parque Chas y Radiohead

Un pibe iba en su auto escuchando 'Paranoid Android' por Parque Chas. A la siguiente cuadra, vuelvo a verlo. Seguía con Radiohead a todo volumen. Claramente estaba perdido. Y yo después me perdí también.

jueves, 10 de febrero de 2011

Comienzos para novela

El hombre del fagot nunca pensaba que -a los ojos del público- sería eso: El hombre del fagot. 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dos fotos

Hunter S. Thompson
Foto que sacó mi novia sin tener idea de la imagen en la contratapa de 'Días de Ron'. Libro que, por otra parte, le había recomendado llevarse a las vacaciones.

martes, 8 de febrero de 2011

La frase de mi abuelo

Cuando mi abuelo veía un loco decía: "Tocame un gato". Nunca entendí la frase (supongo que tendrá que ver con la danza folklórica) pero en estos días la dije en más de una ocasión.  
Creo que Irma y Orlando deben saber el origen de la misma.

lunes, 7 de febrero de 2011

Prefiero el sonido del silencio

A la entonación de Francis Mallman

sábado, 5 de febrero de 2011

Canciones sin final -para el panchero de Ferro-

Supongo que esto alegrará a mi amiga Mary. Estoy redescubriendo a The Cure tras varios años de darle polvo a sus canciones -por si le faltara un toque a los cachetes al querido Roberto Smith-. La banda internacional, y contemporánea a su década -los '80-, más relevante en nuestro país (tener en cuenta presencia en los medios, discos trascendentes, cantidad de fans y eso tan particular que es el espíritu de época); creo que no hay ninguna que le llegue a los talones a estos chicos ingleses con tristeza. 
En los '70 fue Creedence...no me jodan con Queen o Kiss. Pero ése es otro tema.


Va un tema al recontra azar


viernes, 4 de febrero de 2011

Uff, ¡cómo trabajé! -The comeback-


INMIGRANTES. Esta sí que es Argentina. Mientras que en su gran mayoría los inmigrantes de países limítrofes son mano de obra barata y sobreviven como pueden en barrios marginales, los europeos que recién llegan suelen ser artistas, militantes sociales, médicos o traductores. ¿Por qué el trato es tan diferente? ¿Es obvia la respuesta? El NO juntó a jóvenes “sudacas” con los “euracas”, que explican las diferentes maneras de vivir una misma cosa llamada Argentina.