O eso creo...
Bueno, acá va una nota que ayer salió en el diario sobre el festival. Aunque hoy de 19 a 21 ya saben qué hacer:
Segunda jornada de Inconcluso 2010
Daniel Divinsky + Daniel Rabinovich
Fecha: 09/04/2010
Horario: 19 a 21 hs.
Lugar: CCEBA Paraná 1159.
12º BAFICI > ENTREVISTA AL DIRECTOR CHRIS PETTIT
“Fui el peor periodista musical posible”
La ópera prima de Chris Pettit se llama Radio On, y se trata de una road movie de culto que reunió a Kraftwerk, David Bowie, e incluso Sting aparece en la cinta nacida de las brumas y los sonidos de 1979. “Al tipo que se le ocurrió poner una radio en un auto es un genio”, dice Pettit.
Por Federico Lisica
En 1982, Julio Cortázar y Carol Dunlop se subieron a una vieja furgoneta para unir París-Marsella en poco más de 30 días; luego contarían la experiencia en Los autonautas de la cosmopista. Y si ese trip daba en la tecla emocional, europea, ensoñadora y hasta realista del escritor, algunos años antes, y un poco más al norte, Chris Pettit lo hizo con el recorrido Londres-Bristol. ¿El resultado? Una ficción de un blanco y negro asfixiante donde el rock de entonces toca un nervio vital. “Manejando te encontrás a vos mismo”, asegura el director en charla exclusiva con el NO, antes de llegar al país.
En Radio On alguien viaja de la capital inglesa hasta una ciudad portuaria, atravesando autopistas brumosas para investigar el suicidio de su hermano. Lo acompaña una radio enfermiza con el Bowie berlinés, el pub rock de Ian Dury, la electricidad monótona de Kraftwerk y los escapes guitarrísticos de Robert Fripp. Con el soundtrack perfecto para un alma errante, va conociendo a personajes tan particulares como él, incluso a Sting haciendo ¡de violero! La road movie de Pettit, quien se había desempeñado como periodista de rock y crítico de cine en la Melody Maker y Time Out, hoy es considerada una obra de culto. Se dijo que da con el quid de la Inglaterra pre-Thatcher, posee un existencialismo cinético y se apropia de los códigos de Jean-Luc Godard y las visiones de J.G. Ballard.
“La ruta es algo que siempre vuelve en mis películas, su sentido de movimiento, un argumento entre la palabra y la imagen, el sonido y la visión.” Sound & Vision –del disco Low del Duque Blanco– no aparece en la cinta, pero Pettit –amante de Céline, Burroughs, Fassbinder y Wenders–- logró plasmar imágenes muy cercanas al espíritu de Heroes, Always Crashing in the Same Car, Radioactivity de Kraftwerk o el Satisfaction biónico de Devo.
–Para lograr la atmósfera intensa de Radio On, ¿qué estuvo en primer lugar, la música o la historia?
–Los huesos de la historia fueron lo primero, luego el título; y cuando la plata la pusieron ingleses y alemanes, el soundtrack fue obvio. El film nace de la experiencia de manejar, de la idea de tener a la ventanilla como una pantalla de cine mientras escuchás música. Al tipo que se le ocurrió poner una radio en un auto es un genio, y al que se le imaginó sumar un reproductor es más genio todavía.
–Radio On fue tu debut. ¿Cómo lograste ese soundtrack y que aparezca Sting en un film independiente?
–En realidad no fue tan difícil porque éramos novatos. Como teníamos tan poca plata, todos fueron muy buenos con nosotros. Sabía que no podía tenerlos de la manera formal, fui el peor periodista musical posible y así entrevisté a Kraftwerk. El productor, Keith Griffiths, conocía a Bowie por las escuelas de arte y el resto fue por un arreglo con Stiff Records, que tenía un catálogo muy bueno. El único que se negó fue Elvis Costello.
–¿Te comentaron sus impresiones sobre el film?
–A Kraftwerk les pareció muy divertido. Y Bowie aceptó, pero antes de dar el ok pidió ver unas imágenes. A Sting llegamos por su agente, que quería lanzarlo como actor. Y entre la filmación y el estreno se hizo enormemente famoso.
–¿Con qué artistas de la actualidad podrías hacer Radio On?
–Content, uno de mis últimos films, es una suerte de continuación de Radio On. Quise llegar a Kraftwerk, pero no me respondieron. Creo que, 30 años atrás, la escena era mucho más pequeña y cualquiera entre 15 y 25 años podía acercarse a lo que pasaba. Ahora está todo fragmentado, funciona en guetos. En Content llegué a AFG a través de Internet, pero no sabría bien cómo hacer Radio On en la actualidad.
–¿Por qué te decidiste a hacer dos décadas después Radio On Remix?
–Es fácil de responder. Mi editor me dijo: “Sería una buena idea meternos en un auto”. Me interesó hacer algo pequeño, sólo dos personas con una cámara de Hi-8. En el soundtrack estuvo Bruce Gilbert de Wire al que le pedimos que haga sonidos de un coche en movimiento. Y lo hizo muy bien.
–Cuando hiciste Radio On, el cine independiente no era una marca como en la actualidad. ¿Tenés alguna recomendación para los nuevos realizadores?
–Antes no había nada, era como un cementerio. La gran ventaja de la actualidad es la tecnología. No hay ningún impedimento para no hacer películas. Aunque soy un poco pesimista de tener demasiado de todo, creo que si algo es lo suficientemente bueno, va a hallar su audiencia. Mi consejo sería: ignorá el 90 por ciento de lo que te dicen, pero prestá mucha atención al 10 por ciento restante, hacé tu propio trabajo y confiá en que va a funcionar. Cada film que hice pensé que iba a ser el último, pero me las arreglé para seguir adelante.
* Radio On se da el 11 de abril a las 21.30 y el 13 de abril a las 14 en Hoyts Abasto, y el 17 de abril a las 13 en Atlas Santa Fe.
CON LOS REALIZADORES DE SOMOS NOSOTROS, ANTES Y OCIO
Slackers argentinos
Las películas argentinas de los directores Mariano Blanco, Daniel Gimelberg y Juan Villegas con Alejandro Lingenti son un tríptico del mundo joven. Una adaptación de una novela de Fabián Casas, lo iniciático y el después, la calle con el skate a cuestas. Juventud perdida.
Antes del ocio somos nosotros. Podrían formarse varios significados con los títulos de estos tres films argentinos a estrenarse en el Bafici (y no son los únicos), que tienen al joven en el centro de la mirada. El tríptico que conforman Ocio de Juan Villegas y Alejandro Lingenti, Antes de Daniel Gimelberg y Somos nosotros de Mariano Blanco, no devuelven (por suerte) una sola imagen de aquellos a los que la cámara persigue. Aquí, el orden de los factores altera el producto.
“Los grandes temas, la amistad, la entrada a la adultez y cómo se sobrevive a la muerte de alguien cercano, están en la película, pero sin enfatizar”, afirma Juan Villegas sobre Ocio (competencia oficial nacional), basada en la novela homónima de Fabián Casas. Andrés “quiere crear su propio mundo, lo que uno construye por afuera de su familia, y este personaje está a punto de encontrarlo”. El personaje, interpretado por Nahuel Viale, funciona como alter ego del escritor con sus remeras azulgranas, sus gustos de música, Boedo (la casa donde se hizo el rodaje fue donde vivió Casas) y sus recuerdos iniciáticos.
En esa “segunda patria”, los compañeros y el rock tienen ministerios fundamentales. “Intentamos que el tono sea atemporal, mezclando el vestuario y la escenografía de los ‘80 con otras imágenes más contemporáneas, lo que da algo muy particular. Y la música remite al rock nacional anterior, Manal, Pescado Rabioso. Es como un costumbrismo sin clichés y, en un punto, más real.” Para Villegas, a quien la recepción ambivalente de Los suicidas llevó a un resguardo consciente (en el medio participó de Una semana solos de Celina Murga), Ocio cuenta con la novedad de ser co-dirigida junto a Alejandro Lingenti. El periodista le propuso llevar a la pantalla la historia de Casas. “Sentí cierto alivio del peso de ser director –señala–. Con matices, los dos pensamos el cine de la misma manera, nos gustan las mismas películas, la música, y por suerte eso se dio en el rodaje.”
El “tono y cierta cosa más íntima” llevan a Villegas a conectar este film con su ópera prima, Sábado, que para 2001 narraba el paseo de un grupo en una urbe menos amable de lo aparente. “El ocio del título tiene algo de ironía, porque no hay mucho para hacer y ese personaje está bastante en soledad.” Lo acompañan en el devenir la música incidental, “pero activa”, de Ariel Minimal y sus dos amigos interpretados por los platenses Santiago Barrionuevo de El Mató a un Policía Motorizado y Javier Sisti Ripoll de 107 Faunos. “¡El Chango y el Gato la rompen!”, asegura Nahuel Viale sobre el espíritu rocker destilado por ellos en el film.
Los protagónicos en Ocio y Antes (“son dos pibes parecidos, en algunos puntos coinciden; queribles independientemente de lo que les pasa”) lo vuelven uno de los actores más persistentes del novísimo NCA junto Nahuel Pérez Biscayart y Martín Piroyansky. Los tres participan de la obra de Daniel Gimelberg. “Fue un placer dejarlos actuar solitos, sin decirles mucho a los viejos amigos que ya se conocían”, concede el director. “En mi caso, literalmente, mis amigos son mi familia. Pero hay momentos en que la soledad te puede meter en un círculo vicioso que hace que todas tus acciones, incluyendo las que hacés para dejar de estar solo, te lleven a estar más sólo aún”, piensa.
Antes retrata el viraje de Nacho con los suyos, ciertos noviazgos y salidas nocturnas. Una película parida en el Bafici, y no sólo porque el realizador haya escrito la sinopsis en el café de Abasto durante un festival reciente sino porque encontró su sentido por un traspié en la gacetilla oficial. Allí se asevera que la película transcurre entre la actualidad y un flashback. “Cuando leí el comentario en la reseña, me enojé mucho y mandé un mail pidiendo que cambien eso. El catálogo ya estaba en imprenta y no se pudo cambiar. Nos esforzamos para que la película se viera como algo atemporal, y bueno... ¡Es cierto que podría ser de los ‘90! De hecho, la historia está basada en muchas cosas mías de ese entonces. Así que cada vez me parece menos grave el error y hasta hay algo que me empieza a gustar. Quien la escribió está pasando de villano a visionario.”
Entre dos tiempos, Nacho está conmovido por un hecho trágico del que no se habla. Según Gimelberg, “el camino entre la soledad y la violencia puede ser muy corto, ésa me parece una buena definición de Antes. El persistente y obsesivo recuerdo de un tiempo pasado que ya no va a volver, el intento de dejarlo atrás y empezar a construir otra historia”. Hay música de El Mató..., Simon & Garfunkel, Supertramp, Cielito lindo y algún tema “tipo Aspen”. Y si la estirpe musical de La Plata es la segunda conexión evidente con Ocio, no falta una tercera, recalcada por ambos directores. Montarse sobre el deambular de un personaje con la influencia de la Nouvelle Vague: “Esas historias con mucha calle y mucho personaje vagando sin sentido, en general de noche, como haciendo tiempo, curtiendo la noche, pero al mismo tiempo escapándose de casa. Yo mismo soy un gran caminante nocturno, no hay por qué negarlo”, confiesa Gimelberg.
Somos nosotros, también en la competencia oficial nacional, toca algunas teclas del mismo piano (el devenir, la noche, el grupo de pertenencia), pero el intérprete se diferencia en la edad. Con 21 años, Mariano Blanco es uno de los realizadores más jóvenes en participar del festival, aunque ya cuente con actuaciones en La mosca en la ceniza, Sofacama y Pajaritos. Centrada en el mundo del skate, la define “como una película fresca y cruda a la vez, que intenta ser franca consigo misma y no pretende ser algo que no es. Quise contar el cotidiano de estos jóvenes, mostrando cómo funcionan cuando están en grupo y cómo lo hacen cuando están solos, darles un espacio a las relaciones amorosas; también me interesan mucho sus lazos”. Influenciado por Pedro Costa y los hermanos Dardenne, cuando se le pregunta sobre la posible conexión con Paranoid Park, Blanco se planta: “Vi la película de Gus van Sant y me gustó, como otras películas suyas, pero me sentí completamente invadido. A lo sumo funcionó como propulsora, para mostrar una visión de chicos que andan en skate contada por una persona que no es ajena a ese mundo, por alguien que no tuvo que investigar para saber de lo que hablaba. Se las puede tratar de películas hermanas, pero así y todo creo que al compararlas están muy alejadas, tanto en forma como en contenido”.
Muchos de los que aparecen en la cinta –incluso él mismo lo hace– son amigos de Ituzaingó y Mar del Plata (ciudad donde transcurre Somos nosotros). “Siento que están buscando algo que no tienen, como si existiese una ausencia, esa búsqueda de un ‘no sé qué’. Pero esa connotación puedo dársela hoy con la película ya terminada. Durante el rodaje no tuve la pretensión de hacer un retrato con un compromiso generacional.” Es más: al pedirle que imagine Somos nosotros en el videoclub o en la mantita de los piratas al lado de otro film, dice: “Si las tienen por ciudades donde pasan sus historias, me tocaría estar al lado de Los bañeros más locos y no estaría nada mal”.
viernes, 9 de abril de 2010
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que peliculas vas a ver federico?
ResponderEliminarHay una que quiero ir a ver seguro: Kings of Pastry de Donn Alan Pennebaker, documentalista de Dylan, uno de los inventores del videoclip. 13 abr - 11:00 hs / 17 abr - 21:45 hs. Siempre en el Hoyts.
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