viernes, 29 de junio de 2012

El tío Beto

Badía fue del entorno más íntimo de cualquiera que haya crecido frente a la tele en los '80. Era como un tío que cada sábado te iba inculcando sus saberes pero te tomaba lección al terminar el programa. Y no eras el mismo después de esos microrecitales o de esas entrevistas impropias para la vorágine televisiva actual.  Más allá de su tacto en la propuesta, Badía también imponía ciera distancia -fuese con el entrevistado o el espectador-. Y a no confundir con frialdad. El tipo anteponía la profesionalidad al amiguismo. Seguramente no le simpatizaba que Sandra y Celeste ventilaran su lesbianismo en un canal público de aire, pero ahí estaban cantando juntas. No creo que le gustara mucho la propuesta de Los Intocables, pero ahí estaban los chicos ska clamando "No hay Futuro"
  
 Mi cariño por ese tipo que se ponia saco y corbata para presentar a Virus y hablaba con un micrófono largo y rectangular, también pasaba por una cercanía física. Toda mi infancia viví en Constitución a media cuadra de Canal 13  y alguna que otra vez lo vi salir por el portón verde de calle Cochabamba.
Encontrártelo en las vacaciones en Pinamar era demasiado fácil. Te cruzabas hasta el balneario CR y ahí estaba el tipo, con una onda veraniega impecable en su radio. Siempre pulcro. "El más correcto de los incorrectos", lo definió hoy Lalo Mir. Como asador Badía sería de los que deja todo preparado, se pega una ducha, y vuelve para servirte una provoleta a punto. 
Y en la adolescencia, te peleás con tus mayores. Y yo me peleé con Badía. Sus modismos me parecían densos, demasiado bonachón, ¿demasiado beatle?. Claro está. Badía era muy prudente para una década en la que se pensó que transgresión era tener respuesta rápida -aunque digas una bobada- o ser ácido -aunque hieras al otro-, o se impusiera mofarte de alguien porque no entiende tu código, o mostrar culos y tetas como única alternativa de hacer tele familiar. Puede ser, por otra parte, que su romance con la tele se fuese agriando y optó -sabio- por los tiempos más amables de la radio. Puede que nos hayamos convertido en más cínicos. Y eso es una pena.
Esto lo escribí hace más de un año en otro post: "Mi novia fue a la primaria-secundaria más ochentosa de la historia. Tuvo como compañeras a las hijas del Beto Badía, el Beto Alonso y Sergio Denis. Me imagino al Beto saliendo apurado de 'Imagen de Radio' en su Renault 11 (una Fuego no, el tipo era bien familiero) para llegar con tiempo a una reunión de padres. Arriesgo que al toque querría  irse a charlar de fútbol con los otros popes de las hombreras. Toda esta intro se debe a que estuve viendo algunos videitos de 'Badía y Cia' en You Tube.  Me llama la atención lo poco que se le reconoce a Beto su difusión del rock local. Lambetain podía ser medio bofe, es cierto, pero sus recitales se extrañan".
Y ahora se lo va a extrañar más.

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