jueves, 23 de junio de 2011

El bocón lo hizo de nuevo


Jon McClure es un poeta urbano, un cantante de protesta que apuesta al baile, colaboró con Arctic Monkeys, Damon Albarn, Oasis y Mick Jones. Por su arte y apuesta política el fascismo británico lo amenzó de muerte. El líder de Reverend & The Maker estuvo por BA, participó de la Unconvention porteña, se mamó, lanzó sus proclamas, y en el interín bobeamos juntos en la estación de tren 3 de Febrero del Urquiza. Acá el link con la nota en el Suple NO. Y si no querés cliquear, lee más abajo. 

¡Gracias Ceci Salas por la foto!

Uno supone que los reverendos tienen línea directa con los ángeles. Pero esta vez las cosas han fallado. Jon McClure, a quién sus amigos le pusieron ese título básicamente “porque soy un gran bocón y me la paso hablándole a la gente”, no aparece. El líder de Reverend & The Makers; el poeta urbano que coescribió junto a Alex Turner de Arctic Monkeys algunas de las letras de la última gran nueva cosa británica (desechando contratos millonarios para aprovechar esa gesta); el tipo que está en la mira del fascistoide British National Party pasó por Buenos Aires para participar de la Unconvention musical en el Mercado de Industrias Culturales (Ver nota aparte). Aunque en el día y lugar pautado para escucharlo vociferar sus proclamas incendiarias, “los ángeles” (las sombras de los invitados internacionales en la jerga festivalera) no pudieron sacarlo de su habitación de hotel. La noche pudo más que el oficio. Y McClure quedó de cama. O tal vez se fue a pasear por las calles de Buenos Aires ¿Quién sabe? “Muchos vinieron a hablar de rock, alguien tenía que ocuparse del rock”, confiesa imantando con su carisma de working class hero mientras se come un choripan. McClure parece no concederle un segundo a la inactividad o al desgano. Pregunta sobre cumbia y los Babasónicos, le tira besitos a un linyera hincha de Boca y confiesa su amor por Gabriela Sabatini. Ya dispuesto sobre el pasto de una plaza, McClure desenvaina su saliva picante. 
-¿Qué fue lo que te llevó a participar de la Unconvention en Buenos Aires?
-Había estado en una con Reverend Soundsystem, mi banda paralela. Me encantó la propuesta de tirar lazos. La gente se olvida de que la música viene primero. El negocio de la música no es asunto de la música en sí. Estamos en el medio de un terremoto y todos están disparando tratando de agarrar lo que queda. Para mí es fascinante. Hay que hacer un nuevo negocio porque el que se está yendo es viejo y codicioso. Creo que la Unconvention trata de juntar gente interesante de todas partes para hacer una mejor música de acá en más.
-Estuviste en una gran variedad de proyectos, resulta muy difícil clasificarte, ¿cómo te definirías?
-Un agitador. Mis héroes son gente como Joe Strummer, Muhammad Ali…Diego Maradona. Estoy con la gente que defiende el pueblo. Los que intentan trascender. Especialmente ahora que en la música quedan poco renegados. En Gran Bretaña todo está muy tranquilo. Gran Bretaña está gorda, vieja y cansada. Y cuanto más viajás, más te das cuenta de ello, en el resto del mundo es distinto. Lo vi en África, lo vi en España la semana pasada, lo veo acá. Tiene que haber alguien que patee un poco. ¡Es Rock & Roll! La rebelión y el rock deben estar juntos como “el lomito” (sic) y un asado. Fui uno de los pocos músicos en mi país que criticó la invasión a Iraq. Pero después de eso, me sepultaron.
- Recalcás que llegas a la música desde la poesía, ¿qué te da la música que la poesía no?
-El vivo. El baile. Si mezclás la fiesta y el mensaje, vas por el camino inteligente.
-Como The Clash…
-Mick Jones me dijo una de las cosas más lindas que escuché en mi vida: “Joe te hubiese amado”. Y otro amigo mío que tocó en The Mezcaleros, me dijo algo parecido: Que teníamos el mismo corazón. Ése fue un cumplido enorme.
McClure exuda honestidad con descaro: “Creo en mi corazón ser la mejor estrella de rock de Gran Bretaña, y está todo bien con el que no lo quiera ver”, dice. Pero a esas palabras la secundan hechos como haber participado ‘Jail Guitar Doors’ (el proyecto de Billy Bragg y Mick Jones para enseñarle a los presos a tocar la guitarra); ‘Africa Express’ (el puente de Damon Albarn con el continente más pobre de la tierra); haber generado ‘Instigate Debate’ (mesas de discusión política hechas por rockeros), y su propia obra con Reverend & The Makers. Los dos álbumes del grupo (The State Of Things y A French Kiss in the Chaos) son una mezcla de asfalto en las letras y espíritu dionisíaco. Ahí están sus hits ‘Heavyweight Champion Of The World’ y ‘Silence is talking’ para corroborarlo: “Adoro a Bob Marley pero no toco reggae. Tenés que ser fiel a lo que sos. Yo tengo acento del norte y canto así. Debés mantener la verdad para que el mensaje llegue. Igualmente no siempre soy serio. Me gusta salir, volar, divertirme. La política no es lo único que me define, como tampoco me define venir de Sheffield. Eso me hace feliz. Es parte de mí. Pero no soy sólo eso”.
 -¿Cómo va a ser el tercer álbum de Reverend & The Makers?
- Va a ser similar a lo que vengo haciendo, aunque está más orientado a la electrónica. Hay un estilo muy de Sheffield llamado bassline. Y me gusta porque el mainstream lo detesta. Suena muy sucio. Vas a sus jams y ves gente real, obreros, inmigrantes, y el mensaje es potente. Me gustaría tomar un poco de ese sonido, pero con mis letras, hacer canciones para que no sea tan latoso. Si logro hacerlo, seré feliz.  
-¿Escuchaste Suck It and See, el nuevo álbum de Arctic Monkeys?
-Soy más fan de los primeros dos. No me seduce el sonido americano de Queens of the Stone Age que hay por ahí, lo hace sonar un poco viejo. Igualmente los amo. Alex es un genio. Eventualmente escuchará más música negra, porque cuando groovea no hay nadie como él. Estuvimos juntos hace muy poco y la pasamos muy bien.    
-¿Cómo te sentiste cuando, tras el éxito de Arctic Monkeys, la Industria te llamó el padrino de Sheffield? 
-Fueron los medios, no querían hablar de buena música, sólo vender. Tengo problemas con gran parte de la prensa por mi bocota. Es que no saben bien cómo manejarme. Solían decir que era un genio, que era la salvación de la música británica. Pero como les dije que eran unos pajeros ahora pretenden que estoy muerto.
-También apuntaste contra el partido BNP, ¿es cierto que les dedicaste una canción y te amenazaron de muerte?
-Sí. Se llama Manifesto/People Shapers. Con otros músicos hicimos una movida que es el hermano menor del Rock contra el Racismo de los ’70. La discriminación sigue siendo un gran problema en mi país. Al final de un show con Mongrel, otra banda que tuve, me siguieron por la calle con manoplas. En los blogs fascistas dicen que soy un amante de los negros y paquistaníes y que me van a matar. Que lo intenten.
-Colaboraste con muchos de tus referentes, como el poeta punk John Cooper Clarke o Mick Jones ¿ése fue uno de los mejores regalos que te dio la música?
-Totalmente. Lo mejor es que muchos de mis héroes se transformaron en mis amigos. Como tengo 29 y soy del norte, cuando tenía 13 era fan acérrimo de Oasis. Ellos eran la verdad. Y fuimos su banda soporte en la última gira, ¡tremendo!, tocamos tres noches en el estadio Wembley. Noel Gallagher es un gran consejero. Me dijo que la composición es parecido a cuando estás pescando, si el pescado muerde demasiado debés parar un poco. Le estoy haciendo caso. Es como mi hermano mayor.
Si se hiciese una remake de The Full Monty, McClure sería genial para el papel Robert Carlyle (de hecho, la película sobre los desempleados strippers fue filmada en su ciudad). Además del acento marcado, fuma un cigarrillo tras otro y enseña el trasero para recitar un poema. La charla, por una razón más que lógica, deriva hacia el fútbol. Su ciudad fue cuna de uno de los primeros clubes de fútbol del mundo. Lamentablemente para McClure su amado Sheffield Wednesday divaga por la tercera liga inglesa.
-¿Qué es lo que te gusta del fútbol como expresión?
-La pasión. Para mí es muy parecido a la música. ¿Querés escuchar algo gracioso? El otro equipo de mi ciudad, el Sheffield United, estuvo a punto de contratar a Maradona antes de que vaya a Boca. Sé que le gusta cantar. Si quiere le compongo canciones para su álbum. También me gusta Riquelme. Y cuando Palermo se retire yo puedo suplantarlo. 




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