jueves, 11 de noviembre de 2010

Dos notas del futuro (de la semana pasada)


Durante el último fin de  semana  se realizó una nueva edición del festival de cultura y creatividad digital Art Futura. Hice estas dos notas para el NO 
 
Michael Adamo, de la productora Passion Pictures, contó cómo hicieron bailar a Madonna con Gorillaz y pusieron a los Beatles en un videogame



Más que parafrasear la sentencia del Indio Solari  (“el futuro llegó hace, rato”) la compañía audiovisual Passion Pictures bate aquella como si fuera un barman de otra dimensión. El trago será inédito para nuestros ojos. La receta es de un aquelarre, la coctelera rebalsa con técnicas de animación convencionales, otras de tiempos venideros y cuenta con combustible de una nave interplanetaria. “Obviamente los videos de Gorillaz nos pusieron un paso adelante”, sentencia Michael Adamo -productor ejecutivo de la productora con sede en Londres -. Passion Pictures nació en 1987 y en los últimos años ha obtenido todo tipo de reconocimientos (incluyendo un Oscar y varios Bafta) aunque el mote de “de culto” sigue intacto. “Debe haber contenido, una historia, personajes, que no sea sólo por el impacto visual”, explica.
-Todos sus trabajos son envolventes, oníricos pero muy reales. ¿Cómo definirías Passion Pictures?
-Somos como un laboratorio creativo con artistas de todo el mundo. Es la mezcla de perspectivas y culturas, y no sólo de de innovación en arte digital, lo que nos distingue. Es la fusión para crear universos, lugares imposibles, pero con técnicas hechas por grandes artistas. Hay gente que dibuja a mano, ése es la base, y  después está el set de herramientas de avanzada…stop-motion, Sci-G, live action, gráfica en movimiento, y más.
-Los clips de Gorillaz son su sello. ¿Cómo es el trabajo con el diseñador Jamie Hewlett  y el director Pete Candeland?
-Ha cambiado con los años ya que van por su tercer álbum. Se mantuvo lo del 50% para Damon Albarn en la música y el resto con lo visual. En los comienzos, como Jamie venía de la ilustración, nos solicitaba que lo ayudemos con las técnicas para contar la historia. Pero a esta altura ya es muy bueno con la animación y codirige los videos con Pete. Se involucró muchísimo más.
-¿Cuál fue el video más difícil de hacer?
-Todos. Nunca andamos con el tiempo suficiente. Y siempre tienen alguna cosa nueva. Hay diferentes grados de dificultad, pero creo que “El mañana” (Demon Days) significó un gran desafío. Es de los favoritos para todos.
-También se involucraron en las presentaciones de Gorillaz, como el memorable show de los Grammys con Madonna y la banda “virtual” tocando en vivo. ¿Cómo lo hicieron?
-Eso fue muy excitante. La técnica se llama “Musion”. Es un modo de proyección que crea personajes en 3D desde una pantalla aunque ésta es invisible para quienes los ven. Es como un holograma, parece que están allí. Es increíble. Se ve como una nueva dimensión. Los ensayos, la rutina, todo fue tremendo.
-La industria de la música y la del cine está en una encrucijada por la cultura 2.0, ¿cómo se insertan en este debate?, ¿qué es el futuro para Passion Pictures?
-Tenemos suerte. La web requiere que haya gente más creativa. Y eso para la animación es genial. Vemos más oportunidad, aunque la forma de trabajo no cambie demasiado en realidad. En el futuro queremos hacer más contenido y seguir  innovando con técnicas. Mezclar las cosas. Combinar. Pero no por ellas en sí sino por el resultado.        
-Además de los videos estuvieron metidos con rockumentales como “Live Forever”, “Stones in exile”, recientemente crearon el “Beatles Rock Band”, ¿fue una suerte premisa darle imagen a la música?
-No tanto. Con la música tenemos intereses en común. Pete Candeland, que dirigió el videojuego de los Beatles, nos elije por la inspiración. “Live forever” fue realizada por John Dower, y creo que todo el movimiento del brit pop infectó, en un buen sentido, a todos los que estaban allí.
-¿Cómo fue el desarrollo del videojuego para los Beatles?
-Con los videojuegos tenés más libertad creativa. En este caso había una sola línea clara: Contar la historia entera de la banda. Claro que hubo un ida y vuelta con los dueños de sus derechos. Así que las caricaturas debían ser aprobadas por Apple Corp., el hijo de George Harrison, Yoko Ono, Paul McCartney y Ringo Starr. Son leyendas así que fue un reto enorme.
-¿Se quejaban mucho?, ¿les rebotaban muchas ideas?
-Todos querían verse más lindos (risas). Que la cara es muy larga…
-Que la nariz de Ringo…
-Exacto. Pero estábamos encantados con el proceso y lo mismo pasó con el resultado final. 



Josh Harris, considerado el “Andy Warhol de la web” por haber registrado la pérdida de la intimidad antes de que existiesen Facebook y Gran Hermano, predice cómo serán los recitales en una década.

El comienzo del documental We live in public promete: “Esta es la historia del pionero más grande de Internet del que jamás oíste hablar”. En los títulos finales se ve la dedicatoria a Marcel Duchamp. Quien cubre el tiempo restante es Josh Harris. El hombre que -entre mediados de los ’90 y comienzos del nuevo siglo- anticipó lo que harían las redes sociales. El consabido tema de la pérdida  de la intimidad a costa de relaciones digitalizadas. Con Pseudo.com -primer canal de TV interactivo ensamblado con video streaming y dial-up- Harris ganó 80 millones de dólares. Luego ideó Quiet. Metió cerca de 100 personas en un bunker neoyorquino bajo una consigna: “Todo es gratis excepto el video”. En la mega performance, los encerrados podían tener sexo, disparar con metralletas, confesarse frente a un experto de la CIA y derrapar en cámara. Con su tercera invención -la que le da nombre al film- logró su propio Truman Show. Corría 2001, el año que explotó la burbuja digital, y entonces Harris quedó alienado, sin novia, y casi sin un morlaco. Menos de una década después -despreciado por You Tube, Facebook y My Space- promete volver. Hasta ahí el film. La charla con el NO se inicia con un viejo deseo suyo: “Si tuviera 14 años tendría mi grupo. Pero no sería una rock band, sería una net band. Más que instrumentos tendríamos conexiones con nuestros amigos virtuales. Como el control operativo de CNN. Y de ahí iría cliqueando lo que los demás verían. Lo que me piden se los doy”.
-¿Y cómo serían esos conciertos?
-Los llamo conciertos culturales. Se dará en muy pocos años. El mayor cambio será que quien esté sobre el escenario orquestará los signos de los asistentes y se los amplificará a los virtuales. Te va a volar la mente. Cuando vayas a esos recitales ya vas a conocer previamente a todos, porque estuviste en sus cuartos tocándoles la nariz. La intimidad en los viejos conciertos era a través de las drogas. La nueva droga es lo virtual.
Harris no  se considera un performer ni un entrepreneur 2.0, dice que va a crear la Factory que soñó Andy Warhol en el centro Pompidou, sueña con otro proyecto llamado The Wired City y se define como “uno de los artistas más grandes del siglo 21”: “Pablo Picasso dibujaba deconstruyendo a la gente, yo les doy una nueva singularidad, de hecho ya no existe el humano, somos singularidades conectadas…y voy muy bien hasta ahora”. Mientras lo cuenta, el cigarro que tiene en su mano no tiembla ni un poco. Toda esta excentricidad andante fue captada en el film de Ondi Timoner (ganador en Sundance). La misma que hizo DIG!, el rockumental sobre el amor y -principalmente- odio entre Dandy Warhols y Brian Jonestown Massacre.
-¿Cómo fue el trabajo con la directora? Supongo que sabías de la polémica de DIG!, qué terminaron pelados entre sí…
-Conozco a las dos bandas. Comparamos notas. Me dijeron que tuviese cuidado con ella. Y debo decir que a ninguno nos gustó lo que hizo (se ríe a carcajadas).
A Timoner le gusta el pulso urgente, los trapitos sucios, el drama a la Spinal Tap y por momentos uno no sabe si reírse o desconfiar de este tipo que habla sin parar ni pestañear. Además de su ascenso y caída estrepitosa, en We live in Public está el aislamiento infantil, su obsesión con La isla de Gillighan y el alterego (un clown tan terrorífico como el de It) con el que se presentaba a las reuniones de su empresa. También su posible redención en Etiopía. “Allí tienen la cultura más ancestral del mundo, es el último lugar donde hay humanos verdaderos”, confiesa. Atención. Harris pronuncia Ethioupia. Acentúa la ó y suena como si hablara de ‘Pandora’, el mundo de los Na’vi en Avatar. En su caso, el árbol de la vida es Internet. Y no es una buena. ¿O sí?
-¿Viste la película The Social Network?
-No. Pero lo que Mark (Zuckerberg) y yo vimos es esto: La privacidad está muerta. Y no es un problema. El verdadero conflicto es que estamos perdiendo nuestra individualidad. Tenemos mundos tan pequeños a nuestro alcance que nuestro cerebro se fractura. En diez años vamos a ser multiprocesamiento para la web.   
-¿Es estresante ser visto como un visionario?
-Lo fuerte es que quienes más me observan no es la gente en su casa  o en el cine, sino el Gobierno Federal. Y, loco, son buenísimos en eso.
Y la carcajada de Harris vuelve a contagiar.

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