El siguiente recuerdo revela varias cuestiones sobre la música digital. Su nacimiento, presente, involucrados y permanente incógnita.
Corrían los últimos días de 1999 -o los primeros de 2000-. En la era en que el Y2K significaba algo, hacía mis primeras armas como guionista y productor en radio Nostalgie. Junto con algún que otro locutor, operador y colega, fuimos al lanzamiento de Yeyeye: el portal de música digital encarado por Charly Alberti (al menos él ponía la cara). Nos citaron en una casona en San Telmo a una hora muy específica y misteriosa -las 15:23 supongamos-. Pedían que fuésemos puntuales. Entramos y nos mandaron a una sala donde estábamos solos. Recuerdo que nos mirábamos callados. No había música, ni gente, ni sanguchitos. Y en eso entran por una puerta -justo al lado del escenario- dos directivos que nos cuentan los lineamientos generales de Yeyeye, el futuro de la música en Internet y sarasa ("¿donde están los sanguchitos?"). La música comienza a sonar, llegan los sanguchitos y la bebida, ellos terminan con su speech, se abre el telón y sobre el escenario aparece un cantautor tocando una melodía agradable con su acústica. El tipo era más o menos conocido en el ambiente under, tampoco me acuerdo el nombre, pero era de los que se veían por "Espero Infinito", un lindo bar de Palermo antes que Palermo se volviese "Palermo" -o estaba a punto de volverse "Palermo"-. Terminó de tocar, aplaudimos, los ejecutivos nos preguntaron si teníamos alguna duda -no teníamos porque no entendíamos que hacíamos allí- y nos despedimos del músico que se quedó sentado en su banqueta. En la puerta del lugar aguardaban nuevos convocados. Trataron de sacarnos alguna palabra. No pudimos decirles nada.
viernes, 24 de septiembre de 2010
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