Una vez lo entrevisté en Palermo. Tuve que esperar a que terminara un picado en el que también jugaba su hijo. Me llamó la atención la diferencia de tamaño entre una rodilla y la otra. De ese rato que lo vi jugar, me quedó la frase "andá al gol", cuando le pedís a un compañero que encare o que patee.
Una vez lo entrevisté en Palermo. Tuve que esperar a que terminara un picado en el que también jugaba su hijo. Me llamó la atención la diferencia de tamaño entre una rodilla y la otra. De ese rato que lo vi jugar, me quedó la frase "andá al gol", cuando le pedís a un compañero que encare o que patee.
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